diumenge, 24 d’octubre del 2010

El pequeño conejo blanco...

Nothing more..., originalmente cargada por Follet maligne.


Habían pasado dos semanas y aún me encontraba caminando sin rumbo alguno… los somnolientos arbustos danzaban al compás del gélido viento que acechaba cada mañana y los juguetones ciervos continuaban siguiendo las sombras proyectadas por el estallido de los burlescos rayos del sol en las hojas viejas y quebradas de los arboles…

…ya eran las tres del mediodía pues el silencio del paisaje era quebrantado por un extraño ruido proveniente de las entrañas de la oscurecida hormiga pequeña…era hora de comer… decidimos descansar y reponer fuerzas en medio del camino para continuar entrada la tarde…cuatro migas de pan robadas a un gordo sacerdote y un sorbo de vino componían el menú del día…

…mientras comíamos, el pícaro sol fue bajando entre las montañas a la vez que las juguetonas sombras iban ganando terreno… thss…thss…entre el bosque cada vez más oscuro se podía ver un pequeño conejo blanco asustado por las terroríficas caras proyectadas en los troncos de los arboles, el reavivado viento movía sus extremidades bruscamente replicando voraces conversas con el vecino… thss…thss…

…mi abuela de pequeño decía que la curiosidad mató al gato, pero que sin curiosidad el genio no se hace…así que con el saco de las provisiones y la oscurecida hormiga pequeña en mi hombro decidí seguir al pequeño conejo blanco…thss…thss…las dagas de los arboles iban arañado mi cuerpo a cada paso que dábamos, pero sin lucha no hay triunfo, así que continuamos avanzando cautelosamente… thss…thss… 

Tras media hora de rasguñas en mis añejas vestiduras y breves pausas para seguir las pistas del pequeño conejo blanco conseguimos llegar a una rústica casa vieja de vivos colores con un pequeño porche acogedor… thss…thss…un chocolate espeso formaba las vallas de la casa…con cinco trozos desiguales llenamos el saco de provisiones… thss…thss…el conejo atravesó una puerta combinada por tres robles de imaginación y uno de realidad… thss…thss…con las prisas se nos cayó un trozo de chocolate, no era de los grandes, pero a veces las pérdidas son necesarias…

...en la puerta nos esperaba un amistoso oso de mediana edad…en sus brazos sostenía al pequeño conejo blanco y con una afable sonrisa nos indicó que lo que buscábamos estaba en el interior… thss…thss…la solución de tantos días de andanzas por el bosque residía esperando ser descubierta por nosotros, por nuestra curiosidad, por nuestro deseo de seguir… thss…thss…

…era un frondoso jardín salvaje…se notaba que hacía días que nadie cuidaba esa porción de tierra abandonada… thss…thss…y allí estaba depositada la respuesta, sobre una mesa cristalina de hallaba un reloj de arena con un pequeño agujero en la tapa… thss…thss…el ruido provenía del interior del reloj, pero no había arena en su interior, sino una nota escrita a mano temblorosa con la siguiente frase:

- Uno decide la cantidad de arena que compone su tiempo, sólo tiene de saber cómo introducirla en su reloj.

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